Cuando me dijeron que había sido ganadora del premio de +brócoli no me lo podía creer. Y ya cuando me anunciaron que sería una cena en este estupendo restaurante me volví loca. Había oído hablar de él y era como un sueño. Busqué algo de información, quería conocer más sobre él, aunque lo que realmente quería era que llegara el día tan deseado…y llegó.
El Invernadero es un restaurante con Estrella Michelin del Chef Rodrigo de la Calle. Actualmente se encuentra situado en Calle Ponzano, 85 de Madrid. La experiencia que yo viví fue en la localidad de Collado Mediano dentro del hotel La Torre Box Art, en plena sierra de Madrid. Dicen que tiene unas vistas espectaculares. Aunque nosotros fuimos de noche y no pudimos disfrutar de ellas, nos deleitamos con el olor a monte y pino nada más bajar del coche. Respiramos a pleno pulmón para ir poniéndonos en situación.
Entre todas las opiniones que he leído de Rodrigo de la calle, la que más ha llamado mi atención es que el propio Chef se define a sí mismo como el domesticador de los vegetales. Esto es así porque en todos sus platos los protagonistas son las verduras. La proteína animal solo la utiliza en algunos platos como complemento y sazonador. Una cocina realmente única que estábamos a punto de experimentar.
Entramos por una gran puerta y lo primero que vimos fue un edificio (el hotel) y un camino que nos llevaba hacia el restaurante, todo rodeado de cristal. Al entrar, justo en frente, estaba la recepción y un gato chino de la suerte saludándonos. A la derecha el salón, íntimo y acogedor con tan solo cuatro mesas enormes, redondas y desnudas que auguraban una velada inmejorable.
Nada más sentarnos, como bebida de bienvenida, nos ofrecieron unos vasos de Cerveza casera aromatizada con jengibre, pino y nuez.. Increíble sabor, en el que el olor a monte que habíamos respirado al llegar, ahora podíamos degustarlo.
También nos ofrecieron un vaso de barro sin cocción en el que nos iban a servir una bebida muy, muy especial. Prometo que fue el agua más rica que jamás hemos bebido en un restaurante. Además, nos dijeron que podríamos llevarnos el vaso de recuerdo una vez acabada la cena. ¡Me encantó el detalle! (aunque en casa el agua ya no me ha sabido igual, como era de esperar)
Toda la cena estuvo maridada con jugos y licuados espectaculares realizados por ellos mismos y una maravillosa hogaza de Pan hecho en el día bien calentito y alveolos enormes, a la que le acompañaba una perfecta y cremosa quenelle de Mantequilla salada con pimientas y un aceite de oliva, ambos deliciosos. Nos avisaron de que debíamos tener cuidado con ellos porque corríamos el riesgo de no poder terminar la cena. Imposible resistirse. Sabor y olor embriagadores del pan recién hecho. Y la cena… pudimos con ella, aunque fueron 22 platos y otros 7 postres, cada cual más sorprendente y maridados con maravillosa elegancia. ¡¡No dejamos ni las migas!!
Una vez preparada la mesa, empezamos con los entrantes. Snacks pensados para comer con los dedos sin ningún tipo de pudor:La primera delicia que vino a la mesa fue un increible rollito de apio encurtido con berros. Sobre una hoja, algo tan aparentemente sencillo nos cautivó con un sabor espectacular.
Continuamos con un Bocadito de nabo con cilantro. La presentación icreiblemente bella. Un arbol de metal en el que una de sus hojas nos invitaba a coger ese pequeño bocadoUn sorprendente Chip de patata crujiente con crema de ajo negro y alcaparra. Maravillosamente vibrante en la boca
Delicioso a más no poder el snak de Cebolla en tres texturas con reducción de anis (cuenco de cebolla, cebollita encurtida y espuma tipo merengue de cebolla también)
Sorprendente Gin tonic con ginebra seca espolvoreada y violeta. Ideal combinación que te transportaba a la niñez y cuya belleza entraba por los ojos y no se iba.
Apionabo delicioso
Delicado bocado de Liquen con emulsión. Me recordaba ligeramente a una pieza de carne adobada. ¡¡Riquísimo y singular!!
Despues llegaron los primeros:
Rabanitos encurtidos con crema de sésamo muy muy ricos. Una combinación de sabor inesperada
Snaks: Croqueta de quinoa con pico de gallo, nabo y empanadilla con col china
Kombucha. Una bebida fermentada de ligero sabor ácido obtenida a base de té endulzado y fermentado. ¡¡Con lo que me gusta a mi el kefir!!
Maravillosamente mágica esta Ensalada de Remolacha y manzana que trajeron después. Nos llegó en una maceta en la que simulaba estar plantada. La verdadera magia del plato fue en el momento de destaparla, cuando vimos que la acompañaban un montón de flores. Para maridar nos sirvieron un Vino espumoso de remolacha especiado con canela. Monumental
Una notable Ensalada de tomate y pepino en texturas
Aguacate infusionado con ruibarbo y limon para el que se me terminan los adjetivos
Bebida fermentada de apio realmente inesperado su sabor. Algo completamente nuevo para mi al paladar
Crema de puerro con brotes de pimiento. Un sabor casi paradisíaco
Bebida de manzana fermentada con kefir.
Croqueta liquida de crema de verduras increiblemente crujiente por fuera como sorprendente en la textura interior. Además de riquísima. Pensé «Quiero una docena para llevar a casa»
Continuamos con los segundos, los platos fuertes:
Un Arroz negro socarrat con alioli de hierbas y planta de hielo. No se si me maravilló más el sabor del arroz, su textura o los acompañamientos.
Berenjena china con ajo chino realmente una nueva sorpresa para el paladar.
«Carrilleras» de lechuga iceberg con crema de patata a la mantequilla y reducción de jugo de carne con shimeji, pequeños hongos que laminó el camarero en el momento de servir. Podría haber creido sin dudar que era carne de verdad. Sabroso y riquísimo.
Finalizamos con los postres:
El primero de todos fue un sorprendente postre llamado literalmente Chupa la piedra. Muy divertido. Sobre una piedra congelada ponían ese pequeño bocado que llevaba chocolate y alguna especia. Lo que pretendía ser un acercamiento con la naturaleza, lo fue de esta peculiar manera. Una genialidad ocurrente, que se ganó la grabación de estos vídeos, aunque estas caras se fueron repitiendo plato a plato… (Quizá nos teníamos que haber grabado cada una de las caras)
Un segundo postre consistía en una Esmeralda de melón con mojito de melón y espirulina. Verdaderamente refrescante y de increíble sabor
Un tercer postre, más sorprendente aún si cabe, fue este Sándwich helado de calabacin con la flor de calabacin integrada en la galleta de merengue.
Souflé. La presentación me dejó sin palabras. El sabor muda definitivamente. Prometo que no dejé nada de nada
Los postres también estaban maridados con bebidas tan especiales como este Mojito de café (infusionado con cáscaras de café) con lima y hierbabuena
Despues unas ricas Natillas de maíz morado con galleta y maíz inflado acompañado también de una dulce y maravillosa Chicha morada. Esta bebida me gustó tanto que hasta repetí y se me olvidó hacerle foto (ainsss)
La guinda la puso un Dulce típico francés llamado canelé de Burdeos, uno coronado con una crema de remolacha y otro mas blandito y relleno, tipo bombón de licor, con crema dulce de ajo negro
Dijimos adiós, ya casi sin hueco para más, con esta aparente avellana recubierta de chocolate blanco y chlorella. Mmmm
Me gustó mucho el detalle de la carta. Te la dan al final para kmantener la incógnita de los platos que te van a servir. Lo mejor de todo es que los platos no llevan nombre. Un punto más para pensar de “El Invernadero” que es un lugar mágico y especial. Parece increíble que se pueda crear tal variedad de platos utilizando cien por cien verduras de temporada.
Para terminar una infusión de hierba mate en una de sus terrazas (porque había varias al aire libre) Una sobremesa mirando estrellas ¿Podía haber sido mejor?
Al final el propio Rodrigo de la Calle salió a saludarnos y agradecernos el haber estado allí, en su casa. Aunque ciertamente éramos nosotros los que debíamos agradecerle el buen trato recibido. Agradecerle su genialidad y creatividad que nos sumió en una fantástica experiencia y hizo que nuestra imaginación volara junto a nuestras papilas gustativas en cada bocado.
Gracias a su cercanía, amabilidad, acogimiento desde el mismo momento de llegar y al cuidado y esmero de su estupendo equipo. Simplemente brillando con luz propia como era de esperar
Un lugar recomendable cien por cien. Una estrella Michelin más que merecida, incluso me atrevería a ser valiente y le daría hasta tres y cuatro… ¡¡¡Excepcional!!! Una experiencia única que hay que repetir algún día
¿Cuando volvemos?
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